viernes, 27 de abril de 2012

Vapor Iberá

EL CAPITÁN JAIME CARROLL Y EL VAPOR IBERA



Por: Prefecto General (RE) Andrés René Rousseaux            





(Publicado en la Revista “Guardacostas” Nº 74, pág. 21 a 27)                

Recopilación documental por: Alejandro Sebastián Vallejos

SEGUNDA PARTE

A esta importante mejora en sus servicios, la empresa decidió incorporar dos modernos vapores de pasajeros y carga, que se adaptaran a las necesidades del tráfico y las particulares modalidades del río, para ello se basó en las recomendaciones y sugerencias de su más experimentado y capaz Capitán, don Jaime Carroll, ordenando la construcción, en Inglaterra, de dos vapores de muy poco calado (máximo 2 pies), con propulsión a palas en su popa, similar a los buques que surcaban el río Mississipi (EE.UU), dando nacimiento a los vapores “Mensajero” e “Iberá”

Estos dos buques fueron trasladados a la Argentina desarmados, al igual que un gran “rompecabezas”, constituyendo su traslado y ensamble una verdadera proeza.

Arribaron al puerto de Buenos Aires en un buque de ultramar, desde allí fueron trasladados a buques fluviales hasta el puerto de Concordia, donde fueron embarcados en ferrocarril hasta el Puerto el Ceibo, donde se procedió a su armado bajo la dirección del Capitán Carroll, tarea donde demostró, una vez más, su extraordinaria capacidad profesional, siendo puesto en servicio primeramente el “Mensajero” (aproximadamente en el año 1883) y posteriormente el “Iberá” (1887). El costo total ascendió a la suma de 70.000 pesos oro cada uno, dotado de los últimos adelantos de la navegación a vapor de la época. Tenían capacidad para 80 pasajeros alojados en cómodos camarotes, con sala de juego, con piano y salón comedor, eran unos verdaderos palacios flotantes.

Además llevaban pasajeros y la carga en cubierta, sobre todo los colonos que iban a poblar el Alto Uruguay, en la actual provincia de Misiones, mirándolos rápidamente se asemejaban a una típica “Arca de Noé”.

El viaje en vapor se iniciaba con la llegada del tren desde Concordia a Puerto Ceibo, alrededor del mediodía, procediendo de inmediato los pasajeros a embarcar en el vapor que estaba de salida. Mismo procedimiento se efectuaba cuando arribaban los vapores desde el norte.

Los viajeros al interior de la provincia, transbordaban en Monte Caseros, al servicio de diligencias que hacían el recorrido hasta Curuzú Cuatiá y Mercedes, en esta última ciudad, se combinaba con las diligencias que hacían el trayecto hasta San Roque, Saladas, Empedrado y la ciudad de Corrientes.

El viaje redondo hasta el puerto de Santa María (Misiones) demandaba alrededor de seis/siete días de navegación, dependiendo de la altura de las aguas del río, realizándose la navegación casi exclusivamente de día, desde las primeras luces hasta el anochecer. Excepcionalmente se navegaba de noche, cuando el río estaba crecido y con noche clara.

El Capitán Jaime Carroll, primeramente capitaneó el vapor “Mensajero” (se hizo cargo el 5/6/1886) reemplazando a don Amadeo Bonhevent, otro pionero de la navegación del río Uruguay, quien pasó como jefe de la Estación El Ceibo. En 1887 cuando es botado el “Iberá”, toma su mando, realizando numerosos viajes bajo su mano experta y profesional, por ese río Uruguay que tanto conocía y amaba, hasta su trágica muerte.

Era el 12 de enero de 1890, pleno verano, el vapor “Iberá” se hallaba amarrado en puerto Ceibo, había sido un día sumamente caluroso, los montecasereños esperaban la noche, para que ella trajera un poco de aire que refrescara el ambiente sofocante, negras nubes cubrieron el horizonte, desatándose de improviso una clásica tormenta de verano sobre la ciudad y sus alrededores, produciendo el violento viento daños en diversos edificios, entre ellos el cuartel, el de la banda de música municipal y diversas casas particulares, sin contar los numerosos árboles arrancados de raíz.

 La fuerza de la tormenta encrespó las aguas del río Uruguay, transformándolas en un ariete incontrolable que se batía sobre las embarcaciones y costa. El “Iberá” cortó alguna de sus amarras y comenzó a desplazarse hacia el centro del río, poniéndolo en serio peligro de naufragar con la tripulación que se encontraba a bordo y que nada podía hacer contra los elementos de la naturaleza, máxime que el vapor tenía sus calderas apagadas, lo que le impedía realizar cualquier tipo de maniobra o poner “proa al viento”

El Capitán Carroll, que se encontraba en tierra, al ver la tormenta corrió al puerto, viendo que su querido vapor era juguete del río y el viento que lo separaba de la orilla, sin titubear y poniendo en peligro su vida, tomó una embarcación menor y logró abordarlo.

Inútiles fueron sus esfuerzos, el “Iberá” estaba condenado, la corriente lo había arrastrado hacia una restinga de piedras, produciéndole una importante avería en el costado de estribor de su casco, comenzando a escorarse peligrosamente, ante lo cual el valiente capitán Carroll puso a salvo a los tripulantes que se encontraban a bordo, tratado posteriormente de recuperar la documentación del buque y otros valores puesto en su custodia.

Encontrándose en esa tarea, una gran ola completó el trabajo destructivo, haciendo dar “vuelta campana” al “Iberá”, ante las miradas atónitas de las personas que se encontraban en la orilla, sin poder prestar ninguna ayuda.

El “Iberá” en su último momento arrastró consigo al capitán Carroll, aquel valeroso marino que lo había visto nacer, que lo llevara un y mil veces con mano segura por el majestuoso Uruguay, como no queriendo desprenderse de él, en un abrazo hacia la eternidad.

De no haber mediado el arrojo y decisión del capitán Jaime Carroll, el hundimiento del “Iberá” pudo haber sido una catástrofe con un innumero de victimas, que salvaron sus vidas gracias a su valeroso capitán.
Los restos del infortunado capitán Carroll fueron rescatados al día siguiente, cuando el río había recobrado su tradicional calma.

Todo Monte Caseros lo lloró, por su hombría de bien y su muerte heroica, acompañándolo hasta su última morada en el cementerio local, donde por suscripción pública se levantó una hermosa sepultura en homenaje a ese héroe, que nacido lejos de esas tierras, supo amarla e integrarse plenamente a su patria adoptiva, dejándole cuatro hijos de su matrimonio con Virginia Oliveira (brasileña), tronco de respetables familias argentinas.

La Prefectura Naval Argentina, con la cual el capitán Carroll tuvo siempre un especial trato y afecto por sus propias actividades marineras, en el año 1978, por intermedio de la Subprefectura de Monte Caseros, le rindió un merecido homenaje, al emplazar frente a su edificio, el ancla que había pertenecido al vapor “Iberá”, la que fuera rescatada en puerto Ceibo por personal de esa dependencia.

La Municipalidad de Monte Caseros, en el año 1981, como no podía ser de otro modo, recordó al capital Carroll imponiéndole su nombre a una calle de la ciudad.

La Navegación en el Alto Uruguay fue paulatinamente desapareciendo, a medida que el ferrocarril iba avanzando hacia el norte, primeramente Paso de los Libres, después Santo Tomé y por último Posadas, donde llegó en 1912, produciendo la muerte de la navegación por el río, que tantos beneficios diera a las ciudades emplazadas en sus orillas cuando era el único medio de comunicación moderno.         

El “Iberá” terminó sus días en puerto Ceibo donde fue desguazado por la compañía propietaria. En cuanto a su gemelo, el “Mensajero”, no he podido establecer su destino final. Hasta el año 1907 (según periódicos de la época) continuaba prestando servicios en el Alto Uruguay.

Nota: El autor agradece de sobremanera la información y documentos aportados por  los descendientes directos del capitán Carrol. En la Prefectura de Puerto Deseado presta servicios el Suboficial Ayudante de 2da. José Luís Carroll, bisnieto del capital Carroll.

Bibliografías, documentos y otras fuentes.

Sagarzazu, Ricardo: historiador montecasereño en conversaciones mantenidas con el autor  sobre el antiguo Monte Caseros.
Rouseaux, Andrés René: Reseña Histórica del Puerto de Monte Caseros y su Proyección Económica – Presentado en el Primer Congreso Nacional de Historia de los Puertos Argentinos. Tomo III
Prefectura Naval Argentina: Antecedentes varios del Departamento Estudios Históricos.
Armada Argentina: Secretaría General Naval. Legajo y antecedentes de Miguel Carroll.
Municipalidad de Laboulaye (Córdoba): Antecedentes de la ciudad. Archivo y Museo Histórico.
Carroll, José Eduardo: Biblia familia Carroll; publicaciones del periódico “The Southern Cross”; Partida de Casamiento de Hugo Carroll y Catalina Mc Kenna; recortes periodísticos.
Curzio, Salvatore: De Buenos Aires a Posadas (edición 1885)

Archivo Histórico de la Ciudad de Corrientes: Hemeroteca; Periódicos y diarios consultados:

1. El Nor Este (Paso de los Libres) año 1883.
2. El Porvenir (Monte Caseros) año 1886.
3. El Autonomista (Corrientes) año 1883.
4. El Correntino (Goya) año 1884.
5. La Patria (Goya) año 1890.
6. El Sudamericano (Buenos Aires) año 1890.
7. El Eco de Alvear (Corrientes) año 1892 






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