sábado, 11 de diciembre de 2010

La Voz del Sur y El Eco

Por: Roberto Antonio Lizarazu


Ahora que estamos en plena discusión de la Ley de Medios, parece oportuno comentar que Monte Caseros en las décadas del 40 y del 50 del siglo anterior, contaba con dos pèriódicos que se publicaban, valga la redundancia, periódicamente; y subsistían sin ningún tipo de subsidio ni cosa parecida.


Hay que considerar que nuestro pueblo contaba en ese momento con 15000 habitantes en su ejido urbano, y tenía dos periódicos. La Voz del Sur, cuyo director y propietario era Del Giorgio Tórrez y El Eco, cuyo director y propietario era Tito Pérez.


Desconozco cual será la proporción correcta en las sociedades modernas, de periódicos y la cantidad de habitantes para poder ser viable su existencia, pero siempre me llamó la atención que en nuestro pueblo, tan modesto en esa época, pudiera contar con dos prósperos diarios que permitían vivir, sin subsidio alguno, a dos familias montecasereñas.


Siempre me pregunto ¿Como harían para imprimir con los permanentes cortes de luz? ¿Tal vez las impresoras serían manuales? Sea como fuere La Voz del Sur y El Eco, llegaban religiosamente a casa y constituían una fuente permanente de noticias de nuestro pueblo.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Esos ángeles de pueblo

Por: Juan Abel Angélico
Era uno de esos extraños personajes que como dice el tango La bicicleta blanca:”Nadie sabe, de dónde cuernos viene, jamás se le conoce a dónde diablos va”, uno de esos personajes, mezcla de extraños, tiernos y con algo de ángeles.
Siempre aparecía de pronto y también rápidamente se perdía de vista, lo que alimentaba nuestra fantasía de niños viéndolo algunos como un fantasma, si algunos hasta juraban que lo vieron de blanco como un ángel, para otros era papa Noel disfrazado que recorría las calles para ver si los niños se portaban bien, cuando la navidad estaba cerca.
Lo llamaban Faifer o tal vez se llamaba así, siempre estaba vestido con un raído traje oscuro, pañuelo bien doblado en su bolsillo, una flor en el ojal , sombrero de tangero y siempre que se cruzaba con una dama le regalaba un respetuoso piropo, de los de antes, que siempre las hacia sonreír.
Todavía , después de muchos años sigo pensando que el como  muchos otros personajes de los pueblos son ángeles enviados por Dios para dejarnos alguna enseñanza que cuando niños no sabemos interpretarla y actuamos como lo describe la canción “La bicicleta blanca” de Astor Piazolla y Horacio Ferrer.

“Mi viejo Flaco Nuestro que andabas en la Tierra: ¿Cómo te olvidaste que no somos ángeles sino hombres y mujeres? ...”

jueves, 2 de diciembre de 2010

Soy ex alumno del Colegio Nacional de Monte Caseros

Por: Roberto Antonio Lizarazu


El 15 de marzo de 1949 comienza a funcionar el Colegio Nacional de Monte Caseros. El Colegio no tenía edificio propio y comenzó sus tareas en el primer piso de la Escuela del Centenario, comúnmente denominada Escuela Nº 88.


Ahí hice el primer año del secundario en 1952. Mis amigos de la misma división fueron: Alberto Gogorza (Chichura), el flaco Brero (el hermano menor de los Brero), Miguel Antonini, Bebé Raimbault, Digna del Carmen Pucheta, Rosalía Stupinicki, Olga C. Stupinicki, Lidia Elena Villafañe, Clementina Miño, Rosa Issler, Enrique M. Varela, Sergio Escobar, Martha René Díaz, Nora Silva, Karina Raquel Díaz, y de años superiores: Héctor Legal, Poldy Bird, el Negro Centurión, Raquel S. Segura y Ana Stupiniki.


Por supuesto los nombrados son los que firmaron el álbum de fin de año. Al resto les pido disculpas por no memorizar sus nombres y apellidos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Siguen los incendios

Por: Roberto Antonio Lizarazu


La vereda impar de la calle Alvear, podría denominarse: La vereda de los incendios casereños.


Yo viví pocos años en Monte Caseros. Desde mi nacimiento hasta los trece años. Pero en ese período los dos incendios que ocurrieron, a los de la Gomería de Acevedo y la Cigarrería de Goya, se le debe agregar el incendio de la casa y el negocio de relojería y joyería de Samuel Sistolisky, que había ocurrido un par de años antes de mi nacimiento.


Nací en La Querencia, un almacén de ramos generales ubicado en la esquina noreste de Alvear y España. Pero previamente a que se pudiese comenzar a funcionar La Querencia, hubo que efectuar importantes refacciones, algunas de elllas directamente hacerlas a nuevo, debido a que el edificio había sufrido un incendio de proporciones en el comercio y la vivienda de la familia de Samuel Sistolisky, un antiguo vecinoy comerciante de nuestro pueblo. Este incendio ocurrió en el invierno de 1937.


Estos tres incendios ocurrieron en la vereda impar de la calle Alvear, entre 1937 y 1948.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Mensajero

 Por: Juan Abel Angélico
De pronto a la madrugada me despierta una voz, con un tono que dejaba adivinar, algo de miedo o timidez., seguramente por que en algunas casas no eran bien recibidos a esas horas. -mensajerooo!!, escucho que se levanta mi padre a firmar el telegrama de servicio. Era el mensajero del ferrocarril que le traía el aviso que debía presentarse para salir a trabajar.
Siento que se levantaba mi madre, a prepararle algo de comer para las largas horas de viaje que seguramente debía emprender. Sentía ese aroma a milanesas las que antes se hacían en nuestras casas y ahora se compran echas, y luego las picaba en trozos pequeños por que seguramente para papá era mas fácil comerlas de esta forma mientras conducía el tren. Luego le alistaba la bolsa de cuero, donde llevaba una pequeña vianda con las milanesas y algunas rodajas de pan, también un pequeño recipiente de aluminio con tapa con la yerba para el mate y una libreta para anotar lo referente al viaje para hacer el informe en su destino.
Mientras tanto el prepara su valija de cuero, las que ahora no se consiguen mas, ponía sus ropas siempre impecables, su equipo de afeitarse del cual todavía recuerdo el perfume de su loción.
Por ultimo se despedía de nosotros con un beso, y se iba siempre, contento rumbo a la estación a la que acostumbraba llegar mucho rato antes de la hora debida.
Luego de algunos días, regresaba,
- que nos trajiste? le decíamos después de darle un beso, y sacaba de su bolsa de cuero negra una bolsita de papel madera con las tan esperadas golosinas, siempre nos traía alfajores, caramelos, chocolatines o galletitas. Costumbre que siempre tubo hasta cuando yo adulto ya, volvía de visitas a la casa de mis padres.
Recuerdo también, cuando le venían a visitar sus primos también maquinistas del ferrocarril, de Concordia Entre Ríos, a los que nosotros llamábamos “Tío Vicente” y “Tío Cotogno” los dos muy queridos por nosotros, y esas interminables charlas sobre el ferrocarril que mantenían con mi padre.
Uno de las cosas que siempre tengo presente era cuando tenia que ir a trabajar en medio de una tormenta, caminando varias cuadras.
-Pobre, te vas a mojar mira como llueve-, le decía mama.
– Pobre seria si no tuviese trabajo-. Respondía el
Me crié en Monte Caseros, fue un pueblo ferroviario, era habitual escuchar el silbato de las locomotoras, o cuando el viento lo permitía, sentir el olor de las locomotoras a vapor. Era habitual ver en las calles el trajinar apurado de guardas y maquinistas que con su equipaje y uniformes se iban o volvían de su trabajo, también los operarios de los talleres y los empleados de las oficinas que eran cientos.
Lamentablemente todo eso se perdió, muchas familias quedaron en la calle, después de las privatizaciones.
Con este humilde trabajo pretendo recordar a todos los empleados del ferrocarril de mi pueblo los que quedaron sin trabajo y en especial a mi viejo a quien, cuando regreso a Monte Caseros, espero verlo todavía llegar a mi casa con su bolsa de cuero, su valija trayendo en cada viaje su equipaje de ejemplo y cariño que nos dejo a sus hijos.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Mi último verano en Monte Caseros. Cuando me fui de mi pueblo…


 Por Juan Abel Angélico
Recuerdo que era una típica siesta del verano de 1978, mi madre me preparaba con tristeza los bolsos, acomodando con cuidado las ropas prolijamente planchadas y luego llenaba una bolsita con algo para comer en el viaje, mientras me hacia miles de recomendaciones las que si hubiese sido posible llevarlas necesitaría varios bolsos mas. Mis hermanos no se… por ahí andaban, mirando los preparativos, uno era pequeño, Fabián, y Sergio solo tenia casi tres años menos que yo.
Cuando salí de casa, todavía no me daba cuenta, pero quedaban atrás, junto con mis padres y hermanos, mi infancia, las tardes de cine, los paseos en bicicleta, las tardes sentados en la vereda tomando mate, disfrutando de ese hermoso clima que nos regala un aire fresco a la tardecita, el olor de flores de sus jardines, la gente buena de allí, quedaban 17 años de mi vida
Mi  padre me llevo en su Fiat 600  al lugar donde debía subir a un camión, que transportaba naranjas a Buenos Aires, el que me llevaría a la gran ciudad, donde comenzaría mis estudios universitarios.
De ese momento quedo en mi memoria los ojos húmedos de papa, y cuando el camión ya marchaba, el me regalo su reloj el que para el era una herramienta imprescindible en el trabajo, ya que el fue maquinista del ferrocarril.
A medida que el camión me alejaba de Monte Caseros, yo en ese momento no sabía pero,  también me alejaba inexorablemente de parte de mí, y que  nunca más seria igual para, mi familia ni para mí.
Después vinieron mis estudios universitarios, mas tarde el trabajo y los hijos pero yo volví muchas veces a casa pero… siempre como visita y en forma cada vez más espaciada.
 La etapa de estudiante fue dura  para mí, no tanto por mis obligaciones de estudiante sino por el desarraigo que significa estar lejos de el pueblo y la familia también, significo por ejemplo no ver crecer a mi  hermano , ni a mi hermana mas chicos.
Cada  vez que llego a la Terminal de colectivos de Monte Caseros, camino despacio las cuadras que me separan a la casa de mama, disfrutando del aire, de los olores de las flores, de la gente que pasa y te saluda, de el silencio y la tranquilidad característicos, en resumen disfrutando de mi pueblo.
Pasaron 30 años y aun me duele la tristeza de mis padres y hermanos cuando partí en búsqueda de un porvenir,  ahora como padre los entiendo cada vez más.
Monte Caseros es un hermoso pueblo en el sur de corrientes, con calles anchas, donde las rejas en la ventana solo son decorativas y la gente acostumbra a sentarse a tomar mate en las veredas, un pueblo de gente trabajadora y buena.
Y allí esta mi viejita,  siempre esperando verme,  a la que cuando extraño   cierro los ojos y me imagino sentado tomando mate en la vereda con ella, charlando contándole cosas de mi familia
 Mi pueblo no se merece que año a año muchos jóvenes tengan que partir, como yo, para buscar un porvenir, por que allí es poco lo que hay.
Con el permiso de los lectores me voy a tomar un pequeño párrafo para agradecer a mis padres el gran sacrificio que hicieron para que yo sea lo que soy, y a mis hermanos Sergio (estas leyendo esto desde el cielo junto con papa? )Fabián y Soraya por ser eso justamente… mis hermanos y  a  mis hijos por quererme.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Incendio en la Cigarrería de Goya

Por: Roberto Antonio Lizarazu



Siguen los incendios. Al año siguiente en 1948, se incendió la Cigarrería de Goya.

En la intersección de Alvear al 1100 con Santa Fé, actualmente El Maestro, en la esquina noroeste, existía una casa comercial de venta de cigarros y cigarrillos llamada por los vecinos "La Cigarrería de Goya". Esta cigarrería quedaba en la esquina sobre la calle Alvear, y era lindante con la casa de la familia Casciani. Tanto Pilo como Bocha Casciani eran amigos de visita diaria.


Una noche, a las 9 o 10 horas, por causas que se atribuyeron a un corto circuito producido por los ya comentados cables de electricidad que estaban a la vista y sin defensa alguna, estalló un incendio en la gigarrería. Yo ya tenía un año más que en el anterior incendio y mi comportamiento fue diferente por que ya tenía experiencia en esos menesteres. Con mi padre ayudamos a sacar muebles y enseres de la casa particular de la familia Goya por un portón que había al costado de la casa, sobre la calle Santa Fé; y que se depositaban en plena calle.


Además pude observar como sobre la calle Alvear, lindando con la casa de los Casciani, dos personas que utilizando hachas, levantaban las chapas del techo de los Casciani, que como eran vecinos tenían medianera en común y peligraba que el fuego se extendiera a esa casa. Tiraban las chapas a la vereda haciendo un ruido que yo consideraba tremendo y anadiendo dramatismo a toda la inusual escena. Gracias a Dios en este siniestro no hubo que lamentar pérdidas humanas.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Incendio en la Gomería de Acevedo

Por: Roberto Antonio Lizarazu

En el invierno del año 1947, en la intersección de Alvear al 1100 y Santa Fé, actualmente El Maestro, en la esquina noreste existía una gomería, con un taller de reparación de autos y en la línea del veredón y la calle un surtidor de nafta con su correspondiente depósito de combustible.

Un buen día, en las primeras horas de la mañana y debido al estallido de un compresor que servía para el llenado de los neumáticos, toda la esquina, incluída la casa particular de la familia Acevedo, que estaba anexa a la gomería, se convirtió en un terrible incendio.

Nosostros que vivíamos en la casa de al lado, sobre la calle Alvear, fuimos desalojados de apuro, y yo fuí a parar a medio vestir, por que estaba durmiendo y me levantaron a los gritos, a la casa de la familia de Don José Sánchez que estaba ubicada en la vereda de enfrente. Me ubicaron en un banquito de material que había detrás de un cerco de alambre en lo que era un patio al costado de la casa de los Sánchez.

Estaba cubierto con una frazada y durante largo tiempo me convertí en un espectador privilegiado del incendio. Algunos corrían de un lado para el otro con baldes de agua, otros miraban paralizados el dantesco espectáculo, otros daban órdenes e indicaciones que yo no entendía, hasta que pasado un par de horas y dominado el siniestro, me fueron a buscar y pude regresar a casa.

Hasta hoy, cuando huelo el aroma característico de diversos materiales quemados, me recuerda ese especial día. Uno de los hermanos menores de los Acevedo, por las quemaduras recibidas falleció al poco tiempo del siniestro. No fue el único incendio de proporciones que se produjo en esa época. En la esquina de enfrente a los dos años ocurrió otro, que ya comentaremos.

lunes, 25 de octubre de 2010

Los cortes de luz en Monte caseros


Por: Roberto Antonio Lizarazu


Los cortes de luz durante las décadas del 40 y del 50 del siglo pasado, constituían un tema recurrente de preocupación de los vecinos y ocurrían casi diariamente. En ocasiones los apagones duraban varios días enteros.


Como yo concurría a la escuela Nº 32 en el turno tarde, hubiera o no energía eléctrica, no afectaba para nada el dictado de las clases. En mi caso particular lo que más me molestaba era la imposibilidad de ir al Cine.


La usina era privada, de la familia Balbi y comenzó su precario suministro en 1929. Este inicio de la usina coincidió y formó parte de los festejos del primer centenario de la promulgación de la Ley 239, que disponía la fundación de un poblado en el Paso de Higos.


Recuerdo que como la gran mayoría de la edificación de las propiedades eran anteriores a 1929, las paredes y los techos lucían en mi época infantil, a la vista un entramado de cables que iban y venían por las distintas habitaciones de las casas. Todo estaba a la vista y constituía un peligro a plazo fijo. Ese peligro se puso en evidencia cuando algunas priopiedades se incendiaron.


Sobre este tema de los incendios y otros siniestros, comentaré la semana que viene.

lunes, 18 de octubre de 2010

La Heladería de Pililo

Por: Roberto Antonio Lizarazu


En las décadas del 40 y del 50, funcionaba en la calle Colón en la vereda par entre el 1000 y el 1100, la ""Heladería de Pililo". Lugar de reunión obligada de las noches de verano, donde después de la cena, las familias se reunían en las mesas colocadas en el veredón de la heladería a saborear los helados, que para mí, fueron los más sabrosos de mi vida.


Durante el día se especulaba, si habría luz o si no habría luz, para ver si a la noche se podía ir al Cine o a lo de Pililo. La noche perfecta resultaba cuando se podía hacer doblete. Cine y helado.


Como todo el servicio de la heladería era al aire libre, (incluso en noches de verano yo concurrí al Cine de Gorbeña a ver películas que se proyectaban con las sillas ubicadas al aire libre en la cancha de pelota que estaba a metros del Cine) su consumo no era nada fácil.


Un espectáculo aparte resultaba la competencia de defender el helado de los bichitos de luz y de otros insectos nocturnos voladores, como los taca taca, que realmente eran verdaderos kamikaze.


Los manotazos defensivos lanzados al aire eran parte del sabor especial de esos inolvidables helados casereños. Reitero los más sabrosos de mi vida.

jueves, 14 de octubre de 2010

La muerte de Juan Ramón Vidal y Monte Caseros


Por: Roberto Antonio Lizarazu


Juan Ramón Vidal, llamado el caraí-guazú del Taragüí, fallece el 4 de septiembre de 1940 en Buenos Aires. En ese momento era senador nacional por Corrientes. Sus restos son velados en el Senado de la Nación y luego trasladados en tren hasta Corrientes capital para su inhumación.


La primera parada que hace el tren cuando llega a nuestra provincia, es en Monte Caseros. El vagón que trasladaba el féretro es abierto para que sea observado por los vecinos que se habían reunído en la Estación y se realice el homenaje de sus partidarios: Los autonomistas.


La mayoría de los paisanos llegaron montados con sus mejores prendas, de rigurosa boina y poncho colorado, igualmente que las cocardas de sus caballos. Ese día la Estación de Monte Caseros fue totalmente colorada.


Eduardo Baeza, el dueño del primer cine de Monte Caseros y autonomista declarado y confeso, es uno de los oradores que homenajea y despide al caraí-guazú de nuestra provincia con un encendido discurso, que mereció vivas y sapukái generalizados en homenaje al fallecido.


Por supuesto que el suscripto no fue testigo de este hecho, por que tenía un solo año de edad, pero me acuerdo perfectamente que esta narración la escuché decenas de veces en mi infancia. Esto ocurrió en nuestro pueblo el 7 de septiembre de 1940.

lunes, 11 de octubre de 2010

La muerte del Gato Moro en Monte Caseros


Por: Roberto Antonio Lizarazu


El Gato Moro es muerto en Monte Caseros por la policía montecasereña el 7 de octubre de 1889.


Si Eduardo Gutiérrez hubiese conocido las andanzas del Gato Moro, seguramente formaría parte de su obra, conjuntamente entre otras, a Juan Moreira, Hormiga Negra y el Tigre del Quequén.


Por favor no confundir con el Gato Moro de Santa Tecla, que era uno de los seudónimos del exquisito Ernesto Ezquer Zelaya, literato de primera si los hay y dueño de la estancia Santa Tecla en Ituzaingó. Error que no me lo perdonaría mi hermano mayor Carlos Antonio, ferviente admirador de la obra de Don Ernesto Ezquer Zelaya.


El Gato Moro era el nombre de guerra de Alberto Zárate, correntino de nacimiento y quien fuera un legendario bandolero con área de influencia de sus correrías en ambas márgenes del Río Uruguay, la Mesopotamia y el Paraguay. No es este el lugar ni la ocasión para detallar sus actividades delictivas, pero por circunstancias de la vida, es muerto en Monte Caseros por guardias de la policía montecasereña.


A principios de octubre de 1889, siendo Don Oscar Domínguez el Jefe Político de Monte Caseros (El Jefe Político era el representante del Gobernador de la Provincia. En este caso el Gobernador era Juan Ramón Vidal ) y Don Eduardo Mouzo, era el Presidente Municipal de Monte Caseros electo por los vecinos, ambos son avisados que el Gato Moro cruzó el Uruguay desde Santa Rosa en una chalupa, acompañado de gente armada llegando al arroyo Mangangá.


Domínguez que en su carácter de Jefe Político además tenía su cargo la policía, envía una partida al mando del Alférez Ballejo (1) (montecasereño él , al que el pueblo le debe por lo menos el nombre de una calle) y se enfrentan con el Gato Moro y tres de sus compinches de fechorías. Estos últimos huyen y el Gato Moro se enfrenta solo a la partida y muere pronunciando sus ultimas palabras "Solo muerto me han de llevar. Un Gaucho como yo no se rinde a la policía".


La trágica muerte del Gato Moro en Monte Caseros y sus particulares circunstancias, tienen tanta repercusión que la noticia fue publicada con lujos de detalles en Buenos Aires, en el periódico "El Diario" (2) el día 9 de octubre de 1889, apenas dos días después de sucedido el hecho. Además mereció un extenso capítulo de Alfredo Ebelot en su libro "La Pampa".


También Clarín recordó en su edición del 7 de octubre de 1996, en su sección Sociedad, página 66, el mismo suceso que nos ocupa, en una noticia titulada "Esto pasó un 7 de octubre".


(1) En 1950, había en Monte Caseros un par de familias Vallejo, pero Ballejo con b larga no. En los documentos que pude observar, efectivamente se registra Ballejo, apellido español que existe con v corta y con b larga.
(2) No confundir con "EL Diario" de Paraná (ER) que comienza sus publicaciones en 1914.

lunes, 4 de octubre de 2010

El barrio de mi infancia en Monte Caseros


Por : Juan Abel Angelico
Le decíamos “el caballito” a la moneda de 10 pesos por que tenia en el reverso la figura de San Martín montado en su famoso caballo. Con esa moneda todos los días iba a comprar pan  “de pico “ en el almacén de “Sosita”  que estaba a dos cuadras de mi casa. Era  un local como los de esa época en  los que se conseguía de todo, desde kerosén para el calentador hasta funcionaba como una especie de bar donde algunos hombres tomaban algunas medidas de ginebra Bols y después continuaban su camino. En esa época todo se compraba  suelto desde galletitas las que venían en grandes latas cuadradas con una ventanita redonda de vidrio, pasando por azúcar fideo y arroz. Esto se envolvía en  trozos de papel los que hábilmente el almacenero los cerraba con unos clásicos pliegues. Los mandados se hacían con unas bolsas que venían para tal fin por que no se conocían las bolsas de plástico como las de ahora.
Cruzando la calle del almacén estaba  Don Meza el zapatero  donde llevaba  a reparar nuestros calzados, que quedaba enfrente de los de Sosita, el tenia el taller en una pequeña piecita de su propia casa. Todavía recuerdo los olores de cuero y tintura para los zapatos.
Otros personajes reconocidos del barrio eran: Don Raviol,  el taxista, Romero el Tornero y Don Mandarino el radioaficionado  (LU7LFA)  , con sus extraños equipos y grandes antenas de alambre, también los  hermanos Meza que eran chapistas y mecánicos, a dos cuadras vivía mi abuela y al lado la carpintería de mi tío Alfredo.
En el barrio tenia algunos amigos, de los cuales voy a recordar a los que considero los mejores  aunque hace años no los veo, ellos eran los “Mendoza” Juan y Lito con los que cambiábamos revistas y nos pasábamos horas charlando.
También estaban los “Repeto” unos chicos mayores que yo, quienes siempre me maravillaban con los aeromodelos de madera balsa que construían y hacían volar.
Las calles de mi barrio eran tranquilas y sin ningún peligro, donde se podía soñar con manejar un formula 1 o pilotear una avión simplemente andando en bicicleta, donde por esas calles mi hermano y yo pasábamos horas enteras jugando a la pelota o remontando barriletes.
La foto solo es ilustrativa.

UN ABRAZO A MI CIUDAD

A medida que pasan los años, nuestros recuerdos de la infancia se vuelven mas añorados, tal vez por que para muchos es la etapa mas hermosa de la vida. Nuestra amiga Cristina Isabel Gogorza nos regalo alguno de sus recuerdos, los que comparto con ustedes.

Hola  Juan estoy otra vez contando algo Al leer el blog de Crónicas Cacereñas,me llega un gran recuerdo cuando éramos chicos en las noches de verano salíamos a jugar a las escondidas ;los vaqueros ; mancha envenenada ; cuando el tanque de agua frente a mi casa todavía no era toda la manzana y las luces de la calle era como una lamparita de linterna éramos dueños de la calle y hasta el baldío que comento otro juego era el bando que se trataba de una pelota de trapo que nos tirabamos entre un bando y  otro se armaban lindos líos nadie quería perder ajajá. Entre los chicos estaban Mari Quiroz, mi hermana y yo, Susana Sella y sus hermanos, a veces Nilda Mesa, los hermanos Tello habían también de apellidos Fleitas; bueno hay algunos nombres mas que  en este momento no recuerdo de todos los Chicos del puerto éramos muchos .Luego contare otras anécdotas de nuestra época por que creo que a  los mas chicos les va a interesar nuestras vivencias cariños a todos mis viejos amigos con los compartí tantas cosa bellas 

El Clarín fue el primer periódico de Monte Caseros

Por: Roberto Antonio Lizarazu


Todos sabemos que Clarín es el Gran Diario Argentino, pero pocos saben que El Clarín, fue el primer periódico de Monte Caseros.


En 1875, dirigido y redactado por Don Eliseo Barrios, comienza la distribución de El Clarín. La palabra redactado en este caso, nunca fue mejor empleada, por que El Clarín era manuscrito.


Si señores, nuestro primer periódico era manuscrito, redactado uno por uno por Don Eliseo Barrios; y por supuesto distribuído a domicilio por el redactor.


Conviene aclarar que Don Eliseo Barrios fue en 1877, Presidente Municipal de nuestro pueblo. El cargo es el equivalente a Intendente Municipal de nuestros días. La Institución comunal de Presidencias Municipales rigió en Monte Caseros desde 1867 a 1947.


En 1950, aún quedaban en Monte Caseros descendientes de Don Eliseo, que por supuesto llevaban su mismo apellido: Barrios. Yo fuí compañero en la Escuela Nº 32 de Rorro Barrios, y conocí a su padre que era maestro de la misma escuela Nº 32; y compañero de tareas de mi madre que también era maestra en la misma escuela, igualmente que mi hermana Lupe.


Una de las grandes frustraciones de mi vida , fue no haber podido hallar un ejemplar de El Clarín. Menos mal que existieron algunos historiadores que documentaron esa notable circunstancia y evitaron que todo quede en el olvido. Como Ricardo E. Sagarzazu, en la "Fundación de Monte Caseros y otros trabajos", Acquatint, Bv. Seguí 828, Rosario, agosto 1988.


Ya pasó un siglo, generosamente ya pasó un sigo, y aún falta hacer el merecido homenaje y reconocimiento a Don Eliseo Barrios y a su gran obra: El Clarín, el primer periódico de Monte Caseros.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Autonomistas y Liberales en Monte Caseros


Por: Roberto Antonio Lizarazu


En la década del 30 del siglo pasado, la política provincial presentaba resumidamente , estas características. Había autonomistas, liberales, radicales y socialistas. Se encontraba polarizada casi exclusivamente por los autonomistas y por los liberales, a pesar de que ambos partidos pertenecían como aliados en el nivel nacional al Partido Conservador Nacional.


Los autonomistas representado en la fugura de Juan Ramón Vidal, quien fuera dos veces gobernador, senador nacional y diputado nacional, llevaba la supremacía en esa dicotomía política de varias décadas.


En Monte Caseros el caudillo local que representaba al autonomismo (colorados) y al llamado el caraí-guazú del Taragüí, Don Juan Ramón Vidal, era Don José Almirón y el que representaba a los liberales (celestes) era el Comisario Bravo.


Aclaro que el adversario político tanto del autonomismo como de los liberales a nivel nacional era el Yrigoyenismo (radicalismo personalista) y a nivel provincial la lucha era entre ambos partidos. No es fácil de entender, pero los correntinos siempre fuimos diferentes.


Esto viene a cuento para narrar las impresiones que me comentaba mi hermano Carlos Antonio que había dejado en su memoria, cuando pasaba por la calle Alvear frente a La Querencia, a caballo al trote corto Don José Almirón, acompañado por una permanente custodia de por lo menos diez jinetes. Por supuesto todos muy bien montados, rigurosamente armados y luciendo sus pañuelos colorados al cuello. Se creaba un momento de tensa y silenciosa expectativa.


Existía un par de detalles no menores que garantizaban que La Querencia fuese mirada por el bando autonomista con respeto y amistad. Al margen de las bolsas de afrecho que Vidal (el repartidor de La Querencia) llevaba con la jardinera para consumo de la caballada de Don Almirón, la señora que ayudaba a mi madre en los quehaceres domésticos era la prenda de uno de los aláteres de Don José.


Pero cada punto tiene su banca y viceversa.


En la vereda opuesta políticamente, estaban los liberales cuyo hombre fuerte en Monte Caseros era el Comisario Bravo. Este Comisario no era Comisario del pueblo, de la policía provincial, era Comisario del Ferrocarril, y representaba en su figura la justa contraparte de José Almirón.


Demás está aclarar que el Comisario Bravo hacía honor a su apellido, que parecía llevar con absoluta naturalidad y justicia. Algunos vecinos lo hacían oriundo de Mburucuyá.


Inexorablemente tenía que ocurrir lo que efectivamente ocurrió. Una noche de agosto de 1935, ambos jefes, acompañados de sus numerosos aláteres, se encontraron ¿casualmente? en el Punta de Fierro.


Se comenzó con los infaltables agravios en guaraní y después hablaron las armas. Todas las municiones fueron agotadas dentro del Punta, y luego la pelea finalizó en la calle a cuchillo pelado. El resultado fue, seis muertos esa misma noche y dos heridos que fallecieron al día siguiente. Los heridos que sobrevivieron nunca fueron contabilizados.


Honestamente yo jamás encontré ningún tipo de documentación escrita original que confirmara o corrigiera lo que comento. El periodismo escrito de ese momento en sus distintos niveles, pasó de largo. Quiero suponer que los intereses políticos de ambas partes, influyeron para que así ocurriese. Hubo un absoluto mutis por el foro.
Muerto más o muerto menos de parte de unos u otros, según el color de la divisa que lucía el que narraba, todos los vecinos del pueblo estaban de acuerdo en que Don Cuba, que era el enterrador de ese momento, nunca trabajó tanto en su vida.


Yo esto no lo viví, pero mi hermano Carlos Antonio que era mayor que yó si, y lo contaba siempre como uno de sus recuerdos infantiles más imperecederos.

lunes, 27 de septiembre de 2010

LA COMPARSA ORFEO


Por: Rosario Gogorza

Hola Roberto. Te mando la historia de la Comparsa Orfeo, lo que he vivido a través de los años.
La comparsa que entró en la Historia Grande de Monte Caseros, que este año cumplió BODAS DE ORO.
Esta comparsa que apareció en la década de los 60, formada con el grupo nuestro de cuando teníamos 15 años y así surgió ORFEO y perduró a través de los años con ALEGRIAS y a veces con FRUSTRACIONES, pero siguió.

Recuerdo cuando salió por primera vez en el CORSO DEL BARRIO NUEVO, la reina era MIRTA ARGENTO, las chicas iban con polleras de colores: rojo, verde, amarillo, de boyeros (zapatillas de esa época) y una remerita negra y los varones pantalón blanco y una casaca del mismo color de las polleras.
El apoyo que dieron a estas comparsas fue PAULINA ALONSO y luego José Dop, Perico Gogorza, el Negro Alonso y muchos más.
Marta Alonso junto con las gurisas de CASINO (Zarza), Josefa Raimbault, Héctor Ortiz, Cosito Centurión y muchos más fueron los que idearon esta comparsa.

LAS REINAS que recuerdo o mejor dicho que me acuerdo, ya que en esa época era soltera y siempre podía estar en los carnavales, fueron: 1961: MIRTA ARGENTO, 1962: MARTA ALONSO, 1963: ROSITA SABETAY, 1964: NORITA PALMEIRO, 1965: TERESA GOGORZA, 1966: SILVIA BIGOGLIO, 1967: OFELIA ARRIETTI, 1967: MARIJO ARETA.

Las comparsas rivales de Orfeo en un principio fueron ARLEQUIN y después CARUN BERA.
En esos años la confitería ADAN era la esquina de ORFEO, ahí estábamos toda la hinchada.
Y así pasaron los años hasta este año que fue los 50 AÑOS. Fue una emoción ver entrar al frente de la comparsa a COSITO CENTURION "símbolo" de ORFEO con la bandera y a través de los días desfilaron las primeras reinas. Marta Alonso, Rosita Sabetay, Norita Palmeiro, Teresa Gogorza, Silvio Bigoglio con su hija Silvina y etc. etc.

Bueno, así por generaciones se mantendrá esta comparsa que es parte, como decía, de la HISTORIA DE MONTE CASEROS.

domingo, 26 de septiembre de 2010

MAS PERSONAJES DE CASEROS

Por: Rosario Gogorza

Roberto te mando esto sobre Monte Caseros.
Cuando yo era chica existían los siguientes personajes.
CORAZON ROMERO (La flor de Monte Caseros), así le decíamos, él tenía una cierta "tara" por lo que sus padres lo dejaron de lado, su casa originaria, era en la calle Colón (hoy la casa de los Erro Jaime, su papá era Eustaquio) frente a la plaza, e incluso arriba de la puerta de entrada estaba la sigla del nombre y apellido.
PAPITO MEZA, era "borrachín", al Tago y a mí nos decía "los vasquitos".
OSVALDO, me acuerdo que cuando salíamos de la Escuela Nº 88 (Centenario), se desnudaba y todo era un revuelo de policías.
LA PARAGUAYA, siempre iba apedir al Almacén de casa.
CARAMELITO, también tenía una cierta "tara" y siempre entraba de noche en los galpones del Almacén a robar vino, así que siempre se lo pescaba y no se imaginan todo el teatro que hacía.
Rosarito Gogorza
P.D. El Almacén era el de SANTIAGO Y PEDRO GOGORZA en la calle 2 de Febrero (Mendieta) y Salta.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Foto de la Vuelta del Perro

Perdonen. Esta es la imágen que no supe subir hace unas horas. Saludos, Lizarazu

La vuelta del perro

Un clásico de los domingos y de los feriados a la tarde consistía en ir a dar la vuelta del perro a la Plaza Colón. Entre vuelta y vuelta y usando el basamento como estrado, nos sacamos esta foto en el año 1954. De los que ubico con nombre completo son los hermanos Astarloa, Luncho y Monono. De los otros me quedan sus sobrenombres y su amistad.
Parece mentira pero yo también fuí joven.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Picnic del dia del estudiante

Corría el año 1962 o 1963, así como en estos tiempos,  un grupo de estudiantes y amigos se juntaban para festejar su día, en la costa del rio. El elegido siempre fue  el parque “san Martin” más conocido como Villa Cariño.  Mi amiga Cristina Isabel Gogorza me envió esta hermosa foto de su grupo de amigos festejando el día del estudiante en la Cachuera. A ella le interesa contactarse  o saber de su  viejos amigos de la época de estudiante, les dejo el email para que puedan escribirle cris.ago@hotmail.com

Sentados: La chica es de apellido Giudiche, de camisa Jose Gogorza, el de corbata Bromer
Parados: en el medio, con vestido estampadito, Rocha la de vestido a  rayas Leticia olverti (o Oberti), atrás en el medio de las dos Lia Gogorza