viernes, 27 de abril de 2012

Jaime Carroll y Mc Kenna

 

 

 

EL CAPITÁN JAIME CARROL Y EL VAPOR IBERA


Por: Prefecto General (RE) Andrés René Rousseaux 
(Publicado en la Revista “Guardacostas” Nº 74, pág. 21 a 27)

Recopilación documental por: Alejandro Sebastián Vallejos

PRIMERA PARTE 

La historia de la navegación fluvial de la República Argentina adeuda el merecido homenaje a uno de los pioneros de la navegación en el Alto Uruguay en el siglo pasado, me refiero al Capitán Jaime Carroll Mckenna, quien murió heroicamente, acorde las más puras tradiciones marineras, hundiéndose con su barco después de haber salvado a su tripulación y los valores puesto en su custodia, hoy la Prefectura Naval Argentina, a través de su Revista Oficial “Guardacostas” le rinde con esta nota, el reconocimiento adeudado.

Su padre Hugo Carroll, nacido en Irlanda, trabajaba en el año 1841 en las oficinas de la AdmInistracIón del Puerto de Liverpool (Inglaterra) donde adquiriera los conocimientos necesarios sobre el movimiento portuario y sus reglamentaciones, que le permitieron, posteriormente, en el año 1852, ser nombrado por la Coronal Británica, Administrador del Puerto Stanley - hoy Puerto Argentino- en las Islas Malvinas.       

Contrajo matrimonio con Catalina McKenna el 13 de septiembre de 1843 en la Iglesia católica de Liverpool, naciendo de esta pareja Mary (18-1844) y Jaime (17-9-1848) en tierra inglesa.

La familia emigró hacía Sudamérica en 1848, con destino al puerto de Montevideo, encontrándose en estas circunstancias la señora Carroll embrazada de su tercer hijo, que nació a bordo del buque que los trasladaba cuando este se encontraba fondeado en aguas del Río de la Plata, recibiendo el nombre de Miguel (26-12-1848).

Instalada la familia en Montevideo, Don Hugo Carroll se dedicó al comercio del tabaco y frutos del país, incrementándose la prole con el advenimiento de Hugo (24-12-1850). En el año 1852, la familia Carroll emprendió viaje a las Islas Malvinas, donde Don Hugo Carroll habla sido designado Administrador del Puerto, cargo que ocupó por espacio de cuatro años, naciendo en aquellas Islas Rose (14-1-1853) y Thomas (30-1-1856).

En aquellos parajes inhóspitos, de clima glacial, pero donde predominaba el ambiente marino, sirvió para que se foguearan y adquirieran los primeros conocimientos marineros los hermanos mayores Jaime y Miguel, vocación que ambos abrazaron con pasión para toda sus vidas, el primero en la Marina Mercante y el segundo en la Armada Nacional.

De regreso la familia Carroll a Montevideo, Jaime ingresó en el Colegio de los Padres Escolapios, donde completó sus estudios incorporándose posteriormente como aprendiz en los talleres de Mister Harley donde forjó su verdadera vocación, que son las máquinas, en especial, aquellas aplicadas a la navegación, embarcándose posteriormente en los buques a vapor que hacían la carrera entre Montevideo, Buenos Aíres y Asunción (Paraguay) para complementar sus conocimientos y adquirir experiencia.
En ese período, la familia Carroll se completa con el nacimiento en tierras uruguayas de Isabel (18-3-1857) y Sara (1661880).

Declarada la guerra de la Triple Alianza con la República del Paraguay, en el año 1865, los hermanos Jaime y Miguel Carroll no titubearon en abrazar la causa de los aliados ofreciendo sus servicios a la escuadra Argentina; el primero de los hermanos tripulando buques mercantes afectados al apoyo logístico y transporte de tropas al teatro de las operaciones, mientras que Miguel lo hacia a bordo de los buques de guerra, prestando ambos importantes y reconocidos servidos en le contienda bélica.

Finalizada la guerra, los hermanos Carroll tomaron rumbos distintos; Miguel continúo prestando servicios en la Marina de Guerra, tomando parte de la Expedición al Río Negro a bordo de las Cañoneras "Constitución" y "República", transporte "El Triunfo", siendo mencionado en la Orden del Día de la Expedición por sus importantes y valiosos servicios prestados, otorgándole el Gobierno medalla y diploma por su actuación en ella, continuando su carrera naval hasta el sitio de Buenos Aires en 1880, con motivo de los enfrentamientos por la Capitalización de la ciudad, acontecimientos que lo llevaron a renunciar antes de luchar contra sus hermanos, en razón que se había nacionalizado argentino.

Retirado de la vida militar, se dedicó al comercio y las actividades agrícolas-ganaderas, adquiriendo en el año 1883, 3.788 hectáreas al Sur de la Provincia de Córdoba, las cuales vendió dos años más tarde, fundándose en dichos campos, en el año 1888, la floreciente ciudad de Laboulaye. Contrajo matrimonio con Emilia Petit, con quién compartió el nacimiento de nueve hijos. Falleció el 19 de octubre de 1913, al recibir la noticia del hundimiento del transatlántico Titanic, sus restos fueron sepultados en el Cementerio de la Chacarita.

Jaime Carroll continuó en la Marina Mercante embarcándose como Capitán en los buques que hacían la navegación en el Alto Uruguay, que era toda una epopeya; la que se hacia en base a los conocimientos que cada capitán tenía del río, sus costas, accidentes y todos otros datos que la naturaleza le podía brindar, es decir, la navegación se hacia por "baquía", dado que no existía ningún elemento de ayuda de la navegación, como podrían ser boyas, pantallas de enfilación, cartas náuticas, etc.

La capacidad profesional del Capitán Carroll era reconocida en ambas márgenes del río, siendo muy popular y apreciado por su hombría de bien y caballerosidad. En los buques que él capitaneaba, no permitía el embarco de "prácticos" o "baqueanos", confiaba plenamente de sus conocimientos palmo a palmo del río para efectuar la navegación sin inconvenientes.

La navegación del Río Uruguay, se efectuaba en forma normal, hasta el puerto entrerriano de Concordia, con las limitaciones que imponían los pasos del "Hervidero" y "Corralito", ubicados al sur de este puerto, pero la verdadera limitación al norte de la referida ciudad, eran los Saltos "Chico" y "Grande", cuyo cruce era peligrosísimo, máxime en épocas de bajantes, que lo tornaba innavegable, por lo cual, los buques que hacían el servicio en el Alto Uruguay, como ser "El Uruguay" (primer buque a vapor que cumplió el servicio regular en el año 1858), "Federación", "Estela" (posteriormente renombrado “Sitja"), "Neptuno", y numerosos remolcadores y chatas, optaron como puerto terminal de su recorrido, el de Federación, ubicado al norte de los peligrosos "saltos", máxime cuando el Ferrocarril del Este Argentino unió con sus rieles, dicha ciudad con Concordia, evitando de esta manera los saltos de referencia.

Este "bay pass" ferroviario, no funcionó debidamente, dado que al norte de Federación, existían numerosas "cachueiras" (restingas de piedra) y pasos peligrosos, como ser “San Gregorio”, “ltacumbú” y otros menores, que limitaban la navegación comercial; ello motivó que las autoridades del Ferrocarril continuaran el tendido de la línea térrea hasta la ciudad de Monte Caseros, donde el ferrocarril llegó en el año 1875, pasando el puerto de dicha ciudad a ser el punto terminal de la navegación del Alto Uruguay.

El transporte fluvial llenaba una importante necesidad para el traslado de pasajeros y carga a las ciudades asentadas en las márgenes del río, argentinas, uruguayas y brasileñas.

Originalmente los buques partiendo desde Concordia, primeramente, luego Federación y por último Monte Caseros, como hemos visto, hacían escala en Santa Rosa (después Bella Unión) (ROU), Montes Caseros (ARG), Uruguayana (Brasil), Restauración (después Paso de los libres) (ARG), San Martín (después Yapeyú) (ARG), La Cruz y Alvear (ARG), Itaquí y San Borjas (Brasil), Santo Tomé (ARG). Paso Roca (posteriormente Garruchos), Pindaytí (después Barra Concepción o Concepción, actualmente Puerto Concepción) (Misiones)

En todos los puertos argentinos mencionados, la autoridad pionera fue la actual Prefectura Naval Argentina, creando y/o habilitando Subprefecturas, Ayudantías y destacamentos prácticamente con la fundación de las ciudades (al pie de este trabajo y como complemento se agrega nómina de Dependencias del Alto y Medio Uruguay con la fecha de creación y/o habilitación).

Como ilustración de los lectores, y demostrar la ventaja que representaba el transporte combinado ferrocarril-buque, por el Río Uruguay, desde Buenos Aíres a Posadas (Capital del entonces Territorio Nacional) incluido el viaje en diligencia desde el puerto de Santo Tomé (Corrientes) demoraba entre 5/7 días, mientras que el mismo viaje por el Río Paraná era de 15/18 días, siempre y cuando la altura del río les permitiera franquear los difíciles rápidos de la zona de Yaciretá, en tal caso en la localidad correntina de Ituzaingó, se debía tomar el servicio de diligencias hasta Posadas, por caminos prácticamente inexistentes y sujeto a las condiciones meteorológicas.

La compañía inglesa constructora del ferrocarril del Este Argentino inmediatamente se dio cuenta que el puerto de Monte Caseros no era apto en razón que a corta distancia hacia el norte existe una peligrosa “cachueiras” (restingas de piedras), que limitaban la navegación, lo que los llevó a prolongar la punta de riel seis millas más al norte de la ciudad, hasta el paraje conocido como Puerto Ceibo, donde se construyó la estación terminal, muelles y otras instalaciones necesarias para hacerlo un lugar óptimo para el trasbordo de pasajeros y cargas, desde el tren a los buques que hacían el servicios fluvial al Alto Uruguay, adquiriendo el puerto rápidamente una actividad inusitada.







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