sábado, 20 de noviembre de 2010

Mi último verano en Monte Caseros. Cuando me fui de mi pueblo…


 Por Juan Abel Angélico
Recuerdo que era una típica siesta del verano de 1978, mi madre me preparaba con tristeza los bolsos, acomodando con cuidado las ropas prolijamente planchadas y luego llenaba una bolsita con algo para comer en el viaje, mientras me hacia miles de recomendaciones las que si hubiese sido posible llevarlas necesitaría varios bolsos mas. Mis hermanos no se… por ahí andaban, mirando los preparativos, uno era pequeño, Fabián, y Sergio solo tenia casi tres años menos que yo.
Cuando salí de casa, todavía no me daba cuenta, pero quedaban atrás, junto con mis padres y hermanos, mi infancia, las tardes de cine, los paseos en bicicleta, las tardes sentados en la vereda tomando mate, disfrutando de ese hermoso clima que nos regala un aire fresco a la tardecita, el olor de flores de sus jardines, la gente buena de allí, quedaban 17 años de mi vida
Mi  padre me llevo en su Fiat 600  al lugar donde debía subir a un camión, que transportaba naranjas a Buenos Aires, el que me llevaría a la gran ciudad, donde comenzaría mis estudios universitarios.
De ese momento quedo en mi memoria los ojos húmedos de papa, y cuando el camión ya marchaba, el me regalo su reloj el que para el era una herramienta imprescindible en el trabajo, ya que el fue maquinista del ferrocarril.
A medida que el camión me alejaba de Monte Caseros, yo en ese momento no sabía pero,  también me alejaba inexorablemente de parte de mí, y que  nunca más seria igual para, mi familia ni para mí.
Después vinieron mis estudios universitarios, mas tarde el trabajo y los hijos pero yo volví muchas veces a casa pero… siempre como visita y en forma cada vez más espaciada.
 La etapa de estudiante fue dura  para mí, no tanto por mis obligaciones de estudiante sino por el desarraigo que significa estar lejos de el pueblo y la familia también, significo por ejemplo no ver crecer a mi  hermano , ni a mi hermana mas chicos.
Cada  vez que llego a la Terminal de colectivos de Monte Caseros, camino despacio las cuadras que me separan a la casa de mama, disfrutando del aire, de los olores de las flores, de la gente que pasa y te saluda, de el silencio y la tranquilidad característicos, en resumen disfrutando de mi pueblo.
Pasaron 30 años y aun me duele la tristeza de mis padres y hermanos cuando partí en búsqueda de un porvenir,  ahora como padre los entiendo cada vez más.
Monte Caseros es un hermoso pueblo en el sur de corrientes, con calles anchas, donde las rejas en la ventana solo son decorativas y la gente acostumbra a sentarse a tomar mate en las veredas, un pueblo de gente trabajadora y buena.
Y allí esta mi viejita,  siempre esperando verme,  a la que cuando extraño   cierro los ojos y me imagino sentado tomando mate en la vereda con ella, charlando contándole cosas de mi familia
 Mi pueblo no se merece que año a año muchos jóvenes tengan que partir, como yo, para buscar un porvenir, por que allí es poco lo que hay.
Con el permiso de los lectores me voy a tomar un pequeño párrafo para agradecer a mis padres el gran sacrificio que hicieron para que yo sea lo que soy, y a mis hermanos Sergio (estas leyendo esto desde el cielo junto con papa? )Fabián y Soraya por ser eso justamente… mis hermanos y  a  mis hijos por quererme.

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