domingo, 8 de enero de 2012

La Gran Frustración


La gran frustración deportiva de 1974 (El drama del El Turco Galvez )


por JUAN ABEL ANGÉLICO


Ernesto “El turco” Gálvez, era uno de esos mecánicos del pueblo que arreglan de todo, desde un arado de los gringos del campo hasta un automóvil, el era desde chapista hasta rectificador de motores, trabajaba en su taller o a veces en alguna urgencia lo hacia a domicilio, como los médicos, moviéndose con su vieja moto Gilera de color rojo.
Su pasión eran los fierros, el decía que estaba casado con ellos, por que el no tenia mujer ni hijos, cuando el dinero le alcanzaba competía en la categoría que se corría en la zona, “turismo cafetera” aquellos autitos artesanales armados a puro martillo, soldador y sentimientos con motores de Jeep o de los entrañables Ford T, digo cuando el dinero lo permitía por que cuando rompía el auto, no tenia recursos para repararlo esto lo obligaba a estar inactivo algunas semanas. Por que el turco Ernesto era puro corazón, un buen tipo, amigo de todos y generoso al poner un precio a su trabajo, por que cobraba muy poco, y a veces no lo hacia por eso apenas le alcanzaba para cubrir sus gastos, la filosofía de el era simple: “Dios proveerá” era su lema y que con que tenga para comer y pagar la luz estaba conforme.
Su modesto taller, por la calle Juan Pujol , no tenia nada distinto de los otros talleres mecánicos del país, una fosa , trapos engrasados por todos los rincones , una mesa con herramientas engrasadas desparramadas a lo largo de ella, un fuerte olor a nafta, aceite y grasa además de motores, y otras piezas de autos junto a latas vacías desparramadas por el suelo del taller , en la vereda y el patio una cantidad de autos de todas clases, colores y tipos desarmados olvidados por sus dueños, se podía ver desde los cuadrados e ingleses Rugby de 6 cilindros , hasta los Ford 8 con sus clásico color negro, pasando chatita Ford T y otros Ford A.
Al taller tampoco faltaba la presencia de las vedettes y artistas del momento, Moria Casan, Graciela Lobato y Zulma Faiad mostraban su imponente figura en los clásicos almanaques, mezclados con fotos de otras artistas desconocidas.
Sobre los ladrillos de la pared oeste, estaba cubierta de posters de autos de carreras de todas las épocas clases y tipos, eso si el turco siempre se anunciaba como fanático de Ford, en la clásica pelea de esa época entre los fanáticos de Ford y Chevrolet.
Junto a los autos fotos de sus pilotos , allí estaba Juan Manuel Fangio, los hermanos Galvez junto su auto y su clásica sonrisa adornada por los bigotitos de moda en esa época, con ellos compartían la pared “El gringo” Di Palma, Oscar Cabalen, Marincovich y el querido “Lole” Reutemann de el había muchas fotos , casi todas de la revista “El gráfico”, algunas con su buzo antiflama y su casco en la mano, con su sonrisa característica , otras juntos a sus autos de formula 3 europea en la cual compitió o las mas viejas junto a los sport prototipo y la mas nueva, el Lole junto a su flamante Brabham BT44 color blanco su ultima escudería.

La pasión por el automovilismo del Turco Galvez, era conocida por todo el pueblo y las colonias de la zona, el insistía en su parentesco lejano con los hermanos Galvez, de los cuales contaba anécdotas familiares las que nunca supimos que sean verdaderas, y para mas datos fanático declarado del “Lole “ Reutemann.
A la tarde era costumbre nuestra visita al Turco en su taller, allí la charla solo se interrumpía para escuchar el programa “La oral deportiva” que transmitía Radio Rivadavia, al terminar el programa continuábamos conversando del tema recurrente de los hombres de la época, el fútbol y el automovilismo.
Los Domingos, nos reuníamos en el taller sentados en circulo, en el centro la radio “Tonomac 7 mares” escuchando “Carburando” que transmitía las carreras de auto que se organizaban en todo los puntos del país, en esa época muchas veces se competía en las rutas, se ponía la radio a todo volumen y mientras comían rodajas de salame con pan y cubitos de queso regados por el aperitivo “Marcela” .
En los meses de Agosto o Septiembre del 73 , se instalo una repetidora de Canal 7 de Buenos Aires , que modestamente y con mucho sacrificio de un grupo de gente emitía primero en forma experimental, así fue hasta 1 de julio de 1974 ese fatídico día que moría el general Perón, iniciaba su transmicion oficial.
En determinados horarios, este canal transmitía las carreras de Formula 1 internacional, domingo por medio, esos días se cambiaba la “Tonomac” por el “Marshall” el enorme televisor de blanco y negro.
El Gordo Villegas y Carlitos “paloma” García eran los encargados del asado, mas tarde seguíamos prendidos a la radio escuchando los relatos del querido “Gordo” José María Muñoz, transmitiendo la emoción de algún clásico. .
Corría Noviembre de 1973, un día el periodista Gonzáles Rouco anuncio por Radio Rivadavia el calendario de Formula uno internacional se iniciaría en el autódromo 17 de Octubre de la ciudad de Buenos Aires , hoy conocido como Juan y Oscar Gálvez, el Domingo 13 de Enero de 1974. Los muchachos del taller, decidimos darle una alegría a nuestro amigo y durante todo el mes de Diciembre nos dedicamos a juntar dinero para el pasaje en tren, y la entrada al autódromo, ¿como lo hicimos? La verdad que no me acuerdo, pero el Domingo 6 de Enero, durante el asado le entregamos solemnemente un sobre de papel madera conteniendo el dinero recaudado, alcanzaba para el pasaje ida y vuelta a la capital, la entrada del autódromo y hasta una pequeña suma de dinero para comer un choripan en la tribuna, además de una nota destinada a la ria del flaco “escopeta” Sorcoli, para que lo reciba al turco algunas horas en su casa, del barrio de Almagro.
Seguramente a el turco Ernesto nunca los días pasaron tan lentos, y por fin llego el viernes, en la estación estábamos sus amigos de siempre que lo despedimos con interminables abrazos, antes de abordar el tren a la capital, “El Gran Capitán”, contentos y satisfechos por haber hecho feliz a nuestro querido amigo, quien en verdad doy fe que se lo merecía, sencillamente por ser un gran tipo.
Todo el barrio esos días estaba convulsionado, si hasta en el bar de el Tano Rubén se acondiciono mas mesas pensando en la cantidad de gente que concurriría a ver la carrera en el autódromo de Buenos -aires y donde nada mas y nada menos estaría alguien del pueblo.
Ese día los amigos del turco nos reunimos en el taller desde temprano, religiosamente seguimos la rutina del aperitivo y la picada , mientras preparaban el asado y mirábamos la carrera por televisor.
Los muchachos sacaron el “Marshall” y lo colocaron sobre el banco de trabajo del taller, apartando las herramientas y trapos engrasados, las válvulas electrónicas se encendieron mas rojas que nunca ese día o por lo menos eso nos parecía, con la modorra del almuerzo se sentaron cada cual en el lugar de siempre , el gordo Villegas sentado en una lata de grasa y Carlitos Garcia , en un banquito de madera yo sentado en la silla con el respaldo hacia adelante para apoyar mis brazos y sobre ellos mi cara, los demás se acomodaron en el suelo.
En eso estaban cuando entra el flaco “escopeta” Sorcoli, corriendo y gritando que su tía de buenos aires le mando un telegrama , para avisarle que el turco gano en un sorteo con el numero de la entrada, la posibilidad de mirar la carrera desde los boxes del Lole ,según le comento a ella, por teléfono, el primo de Sorcoli que trabajaba en un puesto de choripan en el autódromo.
Ahora existía otra razón mas para ver la carrera, ver al turco Galvez en los boxes de Lole, por un rato fue imposible verlo por que en realidad mostraban solo pantallazos de los boxes.
El entusiasmo era indescriptible, el Lole puntero por primera vez ganaría en el autódromo de Buenos Aires , le llevaba mas de 30 segundos al australiano Dennis Hulme, vuelta a vuelta la distancia aumentaba y también aumentaba la algarabía de la gente en las tribunas que rugían mas que los motores de los formula uno y aumentaba la alegría y el entusiasmo de la gente del barrio.
Promediando la carrera el Lole entra a los boxes, no importa si total le lleva casi una vuelta al australiano. De pronto, para nuestra sorpresa, entre los mecánicos distinguimos una figura alta y desgarbada conocida para nosotros , era Ernesto nuestro amigo, quien mientras los otros mecánicos cambiaban los neumáticos el cambiaba la toma de aire del auto situada encima del conductor, pocos segundos después el Brabham BT44 salio a la pista nuevamente para recuperar los segundos perdidos, 4 vueltas después, en la vuelta 39, se cae la toma de aire, pasando a milímetros del casco del Lole.
El final de la historia es conocido, a la última vuelta la 53, faltando 600 metros para al linea de llegada, el Brabham BT44 que tenia el numero 7, se detiene sin nafta, la foto final es la del Lole sentado desconsolado con la cabeza en sus manos, junto a su quieto automóvil que segundos antes parecía comerse a los rivales.
Las crónicas de la época cuentan que el motivo fue un contratiempo mecánico inaudito, uno de los mecánicos dejo mal ajustado los tornillos de la toma de aire la que se desprendió, motivo por el cual el auto quemo más combustible que lo habitual.
Después de eso Eduardo “El turco” Gálvez no volvió mas al pueblo, cuenta la gente que se quedo a vivir en la capital, en alguna villa de las tantas que hay , otros dicen que lo vieron pidiendo monedas en la salida de la capilla de Santa Catalina. Si lees esto querido Turco, volvé tus amigos te perdonamos.

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